Por el momento, solo conozco un país donde cometer un delito tenga como “premio” el reconocimiento de derechos al delincuente, al okupa, y ese país es el nuestro, España.
Es decir, dar una patada en la puerta a una vivienda vacía (o no) y meterse dentro significa convertir esa finca en domicilio o morada del okupa, por tanto, por arte de magia, ese domicilio se convierte en inviolable (artículo 18.2 de la Constitución Española) y nadie puede entrar en él, el ocupa puede empadronarse, puede enganchar la luz ilegalmente, y el agua, y el gas.
Si le cortas los suministros, te demanda por coacciones.
Puede destrozar la vivienda que no responderá por nada pues se declarará insolvente, puede hacer la vida imposible a los vecinos.
Y todo son derechos y garantías hacia el okupa que usa las leyes (que deberían defender a la víctima) para perpetuarse meses o años en esa vivienda.
Y mientras el dueño, ¿qué pasa con el dueño?