En un juicio penal solo hay una persona a la que la ley permite mentir. El acusado, imputado o investigado. Es el único que puede decir cuantas mentiras le vengan en gana, pero solo lo puede hacer él.
No le pasará nada, no habrá castigo por inventarse una historia para tratar de defenderse.
Ahora bien, si te llaman para testificar a un juzgado, ya sea de instrucción o penal, más te vale que digas la verdad.
Es la primera pregunta que harán, ¿juras o prometes decir la verdad? y, además te advierte que no decir la verdad se castiga como falso testimonio.
Se trata de un delito contra la administración de justicia, pues se dificulta el esclarecimiento de los hechos enjuiciados.