En España, la intimidad de las personas se protege primero por la Constitución Española, luego por la Ley de Protección de Datos Personales y, finalmente y si con eso no basta, con el Código Penal.
La sociedad ha cambiado, ya no se envían cartas postales, no se usa el fax y tampoco el teléfono fijo.
Todo funciona mucho más rápido con nuestro smartphone, un pequeño móvil que, a través de las redes sociales hace que cualquier comunicación (texto, habla, vídeo, foto) se propague de forma inmediata por todo el mundo.
Esta tecnología hace que también cambien las leyes, para proteger nuestros derechos, como el honor, la intimidad, la dignidad, nuestro crédito y prestigio.