Hay perros, que aún siendo grandes, son muy tranquilos y obedecen sin problema a su dueño.
Pero como cada día es distinto a otro, puede pasar que uno de los días donde se encuentra suelto el animal pase un gato por su lado.
Ya se sabe la relación gato-perro.
Cuando eso pase, el can no obedecerá a nadie salvo a sus instintos. Gato y perro saldrán corriendo y pueden pasar muchas cosas en un sitio concurrido.
Que se cruce un niño, un anciano, que pase un coche…
Si hay heridos por culpa del animal, se pedirán responsabilidades.