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Puedes haber memorizado todas las leyes, toda la jurisprudencia sobre tu caso, pero no valdrá de nada si no usas tu cabeza.
Memorizar como un robot no vale de nada si no sabes aplicarlo.
Debes ser ágil de pensamiento, qué quiere el cliente, cómo conseguirlo, qué le preguntarán a tus testigos, qué tienen que responder, qué opciones tiene, por qué hizo eso….
Piensa, abogado, piensa.