En pleno apogeo de la era de internet, con las redes sociales echando humo, empresas tecnológicas compradas por miles de millones (whasap), estando la privacidad de las personas por los suelos, y en un contexto económico de crisis mundial, aparece un nuevo dolor de cabeza para Gobiernos y Banqueros, una nueva moneda digital llamada Bitcoin , que pretende convertirse en la moneda del futuro.
Esta nueva moneda electrónica nació en el año 2.009 de manos de Satoshi Nakamoto y las características que la definen son:
1. Ningún Gobierno es dueño de ella, y se puede usar en cualquier parte del mundo.
2. No la controla nadie, ni bancos, ni empresas, ni Estados, es decir, está descentralizada.
3. No puede falsificarse o duplicarse, supuesamente debido a la complejidad de su sistema criptográfico.
4. En las transacciones no hay comisiones, dado que no existen los intermediarios.
5. Una vez hecha la transacción, ya no hay vuelta atrás, es decir, es irreversible.
6. Se pueden cambiar por cualquier moneda al uso, dólares, euros, etc..
7. Los negocios con esta moneda son absolutamente opacos, nunca revelas tu identidad/privacidad.
8. Tus cuentas no pueden ser intervenidas ni congeladas.
Con esta carta de presentación parece que «la cosa pinta bien», ahora bien, analizando de manera detallada algunas de sus ventajas, quizá nos puedan surgir algunas dudas al respecto.
En cuanto a la privacidad, es una gran noticia el tener un medio de pago donde no tenemos que revelar información sensible como ocurre por ejemplo con las tarjetas de crédito/débito, donde se han producido tales brechas en su sistema de seguridad, que se cuentan por miles los millones de tarjetas robadas y por ende sus divisas correspondientes. No obstante, si esto es así, es decir, que una persona puede realizar cualesquiera negocios jurídicos sin tener que revelar quién es ni de donde viene el dinero resulta un poco preocupante a mi manera de ver, sobre todo me vienen a la cabeza grupos terroristas, narcotraficantes, vendedores de armas, delincuencia organizada en general, blanqueo de capitales.
En cuanto a que resulta una transacción irreversible, puede estar muy bien para aquel que recibe el dinero (bitcoin) sobre todo cuando se presta un servicio o se vende un bien, pero quizá no lo sea tanto para el consumidor final que puede encontrarse con un bien defectuoso o un servicio ineficiente. Es decir, «verdes las han segao».
En cuanto a la seguridad, me parece que hay mucho que hablar en este sentido, puesto que si pierdes la clave privada de tu cuenta, pierdes todo el dinero. Se podrían dar casos de personas que se quedarían en la bancarrota más absoluta. Sobre este particular hemos de indicar que hace no muy poco ha tenido que cerrar uno de los mayores distribuidores de moneda virtual Mt. Gox. ¿Qué ha pasado con todo el dinero? Simplemente ¿se esfumó?
Que pasa con las obligaciones tributarias de esta moneda? se escapa al alcance de nuestra Hacienda Pública? La señora Merkel parece que nos lleva ventaja a este respecto dado que su Ministerio de Hacienda ha reconocido legalmente la moneda virtual Bitcoin como forma de dinero por lo que pasa a ser «unidad moneraria» y una forma de «dinero privado» con efectos legales y fiscales. La venta de bitcoins en Alemania está libre de impuestos si se mantienen al menos durante un año, en caso contrario se gravan a un tipo fijo del 25%, con los primeros 600 € exentos de tributación.
Con esta medida, Alemania se asegura tenerla bajo control legal y jurídico, además de evitar que sea un refugio para blanquear dinero.
Ya cuenta el Bitcoin con su propia fundación y todo, en septiember de 2.012 se creó la Bitcoin Fundation, una organización sin ánimo de lucho que estandariza, protege y promueve el Bitcoin.
A modo de anécdota, decir que ya existe el primer bebé del mundo comprado con Bitcoin o bicon, una niña nacida en California que fue concebida cuando la oferta de un médico de un tratamiento de fertilidad ofrecía un descuento si los padres pagan con la moneda digital bitcoin.
José Ramón Felipe Condés
Abogado