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Cuando el matrimonio se encuentra en su fase final hay que plantearse la separación o el divorcio, un procedimiento que, para muchas familias, puede ser un quebranto económico muy importante en sus finanzas. Aquí vamos a dar unos consejos para conseguir que el divorcio sea más barato, sobre todo si es un divorcio contencioso.

Consejo nº 1. Realizar un “apud acta” en el juzgado. Todo divorcio judicial necesita de un abogado de familia y un procurador para su tramitación, son requisitos legales. Bien, para que el procurador pueda estar habilitado y gestionar toda la documentación del divorcio en el Juzgado necesita de una “habitilitación” por parte de los cónyuges. Eso se consigue de dos formas, una, yendo a una notaría y diciendo al notario que necesitas un poder general para pleitos, donde se indica el nombre del abogado/s y el procurador/es que le van a representar, lo que supone un coste económico para el cliente; y otra, que es gratuita, realizando ese apoderamiento en el juzgado de manera gratuita, es el llamado apud acta.

Consejo nº 2. Optar por evitar el enfrentamiento directo en el juzgado con un divorcio amistoso o de mutuo acuerdo. También denominado divorcio express, este tipo de divorcio ahorra muchos costes a las partes pues el proceso es más sencillo, y su tramitación en el juzgado es más corta. El ahorro en este punto puede llegar a ser considerable.

Consejo nº 3. Dentro del divorcio de mutuo acuerdo, gestionarlo con el mismo abogado matrimonialista y el mismo procurador. Con esta medida, ahorraremos aún más si cabe, pues el mismo letrado puede llevar el proceso a ambas partes, teniendo reuniones conjuntas o por separado, pero siempre tendiendo puentes que acerquen las posturas por el bien de todos, sobre todo de los menores de edad, si es que los hay.

Consejo nº 4. Disolver el matrimonio sin realizar la liquidación de gananciales. Para todas aquellas parejas que se encuentren casados en un régimen ganancial, que son el 90% aproximadamente, liquidar los gananciales, dependiendo del inventario de los bienes puede suponer un aumento en el precio del divorcio, sobre todo si existen bienes inmuebles. No es necesario, aunque sí recomendable, realizar la liquidación o el reparto de los bienes en el mismo momento del divorcio), normalmente en el convenio regulador se añade una cláusula donde se recoge esta información), puede hacerse una vez disuelto el matrimonio en el Juzgado. No obstante, dejar “cabos sueltos” para más adelante puede ser muy peligroso para las partes, pues lo que en un momento se piensa como bueno, más adelante puede pensarse como todo lo contrario.

Consejo nº 5. Realizar el divorcio a través de un poder notarial o consular. Puede que el divorcio que estemos tramitando sea complicado por la distancia entre los cónyuges, pensemos en un matrimonio donde el marido se encuentra en Madrid o Alcalá de Henares y la pareja se encuentre en Barcelona o, incluso fuera de España por los motivos que sean. En este caso, desplazarse, imaginemos desde fuera de España hasta Madrid puede suponer un coste adicional a sumar al divorcio, lo que puede evitarse realizando un poder especial para pleitos en un notario o en una oficina consular española, donde el cónsul hace las veces de notario. Hay que tener mucho cuidado con este poder porque para que sea efectivo en el Juzgado de Madrid o de Alcalá de Henares (siguiendo con los ejemplos que hemos puesto) tiene que estar bien hecho, dado que el divorcio es un acto personalísimo donde la regla general es la presencia de ambas partes en el juzgado, por lo que los jueces miran con lupa estos poderes antes de seguir con el procedimiento.

Consejo nº 6. Si no hay opción de llegar a acuerdos y hemos tenido que interponer una demanda contenciosa de divorcio en el juzgado de primera instancia correspondiente (salvo que hay una denuncia de malos tratos que haya recalado en un juzgado de violencia de género sobre la mujer, donde el juzgado competente es un juzgado penal y no civil) siempre nos que da el recurso del pasillo, un lugar maravilloso donde, a veces, suelen ocurrir cosas extraordinarias como por ejemplo, que los abogados de ambas partes lleguen a acuerdos, a veces, de motu propio, a veces, con la ayuda del juez, quien, antes de entrar a sala a celebrar la vista del juicio, suele llamar a los letrados para preguntarles si hay alguna posibilidad de acuerdo entre sus clientes.

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